Simón Marchán Fiz 1973

 

  Las actuales obras de Dimitri Perdikidis no sólo reflejan las preocupaciones de un artista con los problemas específicos del arte de su momento, sino también las de un hombre consciente y comprometido con su época. Por esta razón, estas obras conjugan el recurso estilístico de lenguajes de vanguardia con las tipificaciones de ciertas situaciones históricas, que nos está tocando vivir y sufrir. Esta exposición es la sedimentación de un proceso de puesta al día del lenguaje plástico en la linea de las experiencias más avanzadas de los años recientes y del compromiso del artista como ser histórico con sus temáticas que nos afectan a todos.

  Desde el punto de vista estilístico, las presentes obras ofrecen varias perspectivas de análisis. En primer lugar, como nota general se acusa que los planteamientos estilísticos operan siempre en función de los contenidos significativos, que desea expresar y comunicar a través de aquéllos. La dependencia entre los dos niveles es constante. Para ello apropia estímulos de diversas procedencias, cristalizando en una síntesis muy peculiar y personal, que imprime a las obras un caracter diferenciador... Pero Perdikidis no se deja sorprender por el hechizo formalista, frecuente en estas tendencias, sino que potencia esta composición y le confiere un sentido diferente a traves de una representación ligada a las técnicas lingüisticas de diferentes medios. Si en algunas obras anteriores aparecían ciertas contradicciones entre estos lenguajes de distintas procedencias, ahora, en cambio, la dialéctica se resuelve mediante artificios, como por ejemplo, la cinta de un programa de la computadora. Por otro lado, la existencia de estas insinuaciones constructivistas nunca ha sido algo petrificado, racionalista, sino que ha sufrido las influencias de una carga lírica y poética que se traduce en las transiciones formales y cromáticas, interferencias entre elementos geométricos y figurativos, creación de diferentes espacios, penetración y superposición de figuras. Asimismo, las estructuras de repetición ópticas sirven de marco constructivo a las técnicas de seriación y de repetición de las figuras representadas. Para ello acude a técnicas y secuencias fotográficas en el tratamiento de la imagen. La intención en todo ello es no sólo provocar un impacto visual – que haría fracasar a toda la obra – sino también, y sobre todo, facilitar la comunicación, la inteligibilidad de los mensajes. La seriación y la ampliación de un detalle, manifiesta en la creación de las zonas neutras, exacerba los valores simbólicos, las relaciones de los diferentes significados presentes en la obra. Asimismo, en esta nueva fase los colores potencian también su valor simbólico con una referencia significativa clara y concreta a los temas tratados.

  Toda la temática se centra en hechos localizables y reconocibles del clima de violencia existente, motivada por acontecimientos que están en la mente de todos. Las obras se convierten en denuncia de la atmósfera asfixiante del control cibernético del ser humano a través de las maquinarias infernales de la guerra y de la destrucción. Pero no en abstracto, sino con evidentes alusiones a la realidad y tipificaciones fácilmente identificables por los espectadores.

 

SIMÓN MARCHÁN FIZ Prólogo de catálogo con ocasión de la exposición individual de D. P. en la Galería Nova. Barcelona 1973

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